Se va la segunda
Creemos interpretar el sentimiento general de la sociedad argentina
cuando decimos que no vivimos tiempos propicios para el cumplimiento
de los sueños. Sin embargo, el Instituto de Formación
y Perfeccionamiento Docente El Bolsón de El Bolsón no
sólo ha realizado el sueño de publicar su revista sino
que inaugura con estas líneas el número dos. Doble milagro,
que no es poco. Pero no paran las cosas allí: desde la editorial
del número uno pedíamos la colaboración de nuestros
lectores proclamando que Papel Picado es una revista
para escribir, un espacio abierto para todos. Y nuestra invitación
fue ampliamente respondida. Es así que hoy publicamos artículos
de un maestro, de una supervisora, de profesores de los institutos de
formación docente de Bariloche y Roca y, lo que inaugura una
nueva y orgullosa sección, dos cuentos de alumnos de una escuela
de nuestra localidad.
Como siempre, presentamos artículos de los profesores de nuestro
instituto, los que, sacrificadamente, colaboran escribiendo, corrigiendo,
compaginando, enviando correspondencia, contestando la recibida, barriendo
y ordenándolo todo: somos directores y cadetes de esta empresa
de milagros y sueños.
En el centro de todo, contamos con el maestro Iglesias, mentor de tantas
de nuestras reflexiones y nuestra labor docente. Reproducimos ahora
los párrafos salientes de lo que fue su charla en octubre de
1995 en las Jornadas Patagónicas de Educación Rural. Los
pensamientos del maestro merecen una observación atenta de parte
de nuestros lectores, porque no tienen desperdicio en su deslumbradora
sencillez.
Algo del mundo
Ahora aparecen los peros. No se puede ignorar el entorno social, político
y pedagógico en el que aparece nuestra publicación. Del
marco milenarista hemos preferido destacar la simultaneidad de la aplicación
de la Ley Federal de Educación y la disminución de los
sueldos docentes y las masas presupuestarias en muchas jurisdicciones.
Y no por azar decidimos cruzar estos datos, porque si por una parte
se proclama la profunda reforma de la escuela argentina, por la otra
se contradice lo dicho en la base misma de su aplicación.
¿Se debe este fenómeno, acaso, al postulado que dice que
en los países periféricos se legisla con independencia
de la aplicabilidad de las leyes? ¿Qué hay en la irracional
circulación de dinero que realizan los organismos centrales?
Y por último ¿creen los que deciden que la mera capacitación
cambiará a la escuela?
Hasta la próxima.