Editorial
Nunca tan evidente: papel (moneda) picado
(Entre piquetes y tickets)

Una testaruda realidad recorre nuestra geografía, alimentada por la terca gestión de la crisis sociopolítica. Nos atraviesa, nos invade, nos influye, nos desanima y nos lleva a la clásica pregunta: ¿QUÉ HACER?
Somos papel picado, pero del más valioso; no de aquel con el cual se pretende llenar la gran piñata de la fragmentación y disolución social. Queremos ser el papel picado del bueno; no de aquel que sea utilizado solamente para entretener a los niños, contener a los adolescentes y generar el genotipo del buen maestro.
Al revisar nuestros materiales con los que retomamos la publicación de nuestra revista, recordamos la efervescencia y el impacto en un amplio registro poblacional de la región, que tuvieron dos eventos: uno, con el que culminamos nuestras actividades en el año 2000: el Encuentro de la Memoria; y el otro, con el cual iniciamos el año lectivo 2001: las Jornadas sobre Enfermedades Emergentes. El IFDC de El Bolsón, conjuntamente con sectores, grupos, representantes de diversas disciplinas y profesiones de nuestra comunidad desplegaron sus inquietudes, intereses y resultados de sus investigaciones. Con una sincronía que nos asombra por su aparente carácter esquizofrénico, la crisis nacional en los sistemas educativo y de salud, no cedía; al contrario, asumía nuevas proporciones de gravedad y profundidad. Podemos, entonces, hipotetizar: ¿será que los esfuerzos locales y regionales constituyen el reservorio para iniciar la construcción de una alternativa esperanzadora, capaz de superar el estancamiento y el retroceso? ¿Es allí donde podremos encontrar el punto de apoyo para recuperar o forjar identidades y compromisos que nos alienten a remontar la frustración y el desaliento? ¿Tan ajustados estamos que no podemos exceder los límites de lo cercano ?
El estado de cosas globalizado, aparentemente unívoco y excluyente, no nos gusta. Seguimos creyendo que otro camino es posible y por lo tanto, intentamos continuar con la acción educativa. Sin embargo, queremos hacerlo mejor, como papel picado de calidad. También en este número de nuestra revista, se propone el tema de la educación moral y de la formación ética y ciudadana, como un campo fértil para ejercitarnos en la investigación de nuestra práctica docente, capaz de aportarnos algunas pistas, indicios, estrategias a ser probadas. Queremos romper con el quietismo intelectual que nos aletarga en la rutina y reivindicar un hábito virtuoso: la revisión y reflexión casi permanente de nuestro rol, en el aquí y el ahora.
Durante el primer cuatrimestre de este año, fuimos dolorosamente sorprendidos por lo inevitable: Luis nos dejó y nuestro desconsuelo es inconmensurable. Pudo atenuarse en cierta forma, cuando tuvimos que atender de inmediato, a la horda de los estudiantes de primer año... Entre ellos, no deja de desconcertarnos el periplo y la pregunta de cualquier estudiante en un instituto acreditado como el nuestro, con adecuación curricular actualizada, regímenes mezclados de cuatrimestralidad, anualidad, modalidades epocales, EDIES, seminarios de verano, de invierno... De alguna manera, terminan encontrando la punta del ovillo.
Nos proponemos acciones para salir de la doble metáfora de la pecera: la institucional y la personal, para insertarnos con mayor compromiso en las preocupaciones y luchas de la comunidad.